La Incursión de las Mujeres en Educación Superior y la Ciencia

Unidad de Apoyo para el Aprendizaje


Proyecto PAPIIT Clave: IN404319

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Introducción


Una de las principales críticas del feminismo académico a la ciencia ha tenido como eje primordial problematizar en torno a por qué las mujeres siguen representando una franca minoría en el campo científico.

En México, la limitada presencia de mujeres en el quehacer científico obedece a distintas condiciones estructurales, culturales y de orden de género. Los aportes del feminismo en las universidades han develado los sesgos sexistas y androcéntricos que aún prevalecen en el quehacer científico, la falsa neutralidad de la ciencia y las brechas de género dominantes en las prácticas académicas científicas de las mujeres. Su tarea ha sido visibilizar, nombrar e identificar los aportes de las científicas mexicanas, a fin de que la práctica docente contribuya en el imaginario social del alumnado, en el gusto por la ciencia, el conocimiento, la explicación de los sucesos naturales y sociales que acontecen en su vida, lo que propiciará que las alumnas observen la posibilidad de su devenir como futuras científicas.



Fotografía de las primeras generaciones de mujeres en la Facultad de Ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México

Fundación UNAM. (s. f.). Mujeres en Ingeniería [fotografía]. Tomada de Fundacion.unam.mx

Distinguir los procesos sociohistóricos y culturales que han enfrentado las mujeres mexicanas en su incursión en el sistema educativo y en el reconocimiento de su quehacer en la ciencia.

Mujeres en educación superior


Hoy sabemos que la formación de científicas se encuentra estrechamente vinculada con el acceso y permanencia de las mujeres en el sistema educativo. En la historia de nuestro país, por siglos, la presencia de las mujeres en educación superior estuvo en entredicho por varios motivos: su supuesta inferioridad intelectual, la exigencia social de su dedicación a lo propio de su sexo, la escasa motivación familiar y social para que continuaran con su formación, son aspectos que impidieron su acceso a la educación universitaria, como la ofrecida a los hombres.

Combatir esta oposición demandó importantes esfuerzos por parte de las mujeres y sus aliados, como lo fueron Justo Sierra, Ignacio Manuel Ramírez (El Nigromante) y José Vasconcelos.

Aquéllas que lograban su ingreso a la educación superior se enfrentaban a múltiples resistencias, como la Iglesia, la familia y la propia institución escolar, lo que dio lugar, en el espacio escolar, a la formación de grupos segregados y/o escuelas para varones y señoritas, al tiempo que las que lograban incursionar y destacar en el sistema educativo eran vilipendiadas.

En México hay científicas que han luchado por un espacio y logrado destacar, pese a las formas de resistencia frente a los estereotipos de género; tal es el caso de Matilde Montoya, primera mujer que recibió, en 1887, el título de Médica Cirujana, por la Escuela de Medicina de México. Su quehacer fue considerado como “peligroso e impúdico”, por atreverse a romper las normas. La trascendencia de su trayectoria profesional pronto logró impacto en otras mujeres, como Columba Rivera, quien obtuvo el título de Médica Cirujana en 1900 (Ramírez, 1996).


Fotografía de Matilde Montoya

(s. a.) (s. f.). Matilde Montoya. Primera mujer en recibirse como Médica en México [fotografía].
Tomada de https://www.abbey-research.com/happy-birthday-blog-matilde-montoya/


Más tarde, en los años veinte, el gobierno promovió la inserción de las mujeres al magisterio, y para muchas, convertirse en maestra resultó una atractiva fuente de trabajo, que llegó a quedarse en la vida de muchas mexicanas. Pero hay que reconocer que desde los albores el siglo XX existieron mujeres que no se conformaron con los mandatos de género que imponía la cultura patriarcal; fueron transgresoras y a partir de sus logros educativos ocuparon un sitio en el ámbito de lo público. Significativos resultan los aportes de las que a continuación nombramos.


Fue la primera mujer en obtener el grado militar en la Escuela Médico-Militar, en donde fundó el área de embriología humana.


 Fotografía de Amelia Sámano Bishop

(s. a.) (s. f.). Amelia Sámano Bishop [fotografía]. Tomada de http://repositorio.fciencias.unam.mx:8080/jspui/bitstream/11154/143148/1/48VMemorianAmelia

Quinta mujer en recibir el título de Ingeniera Civil por la Universidad Nacional Autónoma de México, y en 1956 fue la primera mujer en recibir el cargo de subdirectora del Departamento de Obras Públicas del Distrito Federal.

Fotografía de Ángela Alessio Robles

(s. a.) (s. f.). Ángela Alessio Robles [fotografía].
Tomada de http://www.la-critica.org/6-pioneras-de-la-ingenieria-en-mexico/

Egresada del Instituto Politécnico Nacional, fue galardonada con el Premio Mundial de la Alimentación 2000.

Fotografía de Evangelina Villegas

(s. a.) (s. f.). Evangelina Villegas [fotografía].
Tomada de https://alchetron.com/Evangelina-Villegas

Obtuvo una maestría en Biofísica, por la Universidad de Harvard, una maestría en Ciencias y un doctorado con honores en Física por la UNAM.

Fotografía de Ana María Cetto

(s. a.) (s. f.). Ana María Cetto [fotografía].
Tomada de https://www.fisica.unam.mx/es/personal.php?id=168

Galardonada con el Premio UNAM en Investigación en Ciencias Naturales, en 1991, y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2001.

Fotografía de Herminia Pasantes

(s. a.) (s. f.). Herminia Pasantes [fotografía].
Tomada de http://www.gaceta.unam.mx/herminia-pasantes-en-un-camino-nuevo/


En México existieron mujeres profesionistas y universitarias que resistieron activamente a los mandatos de género impuestos e incursaron y generaron aportes importantes en espacios del conocimiento, centralmente masculinos.

La modernización e incursión de las mujeres en educación terciaria


En México, durante la segunda mitad del siglo XX, se presentó un proceso permanente de crecimiento de los sistemas educativos en sus distintos niveles.

Al analizar los grupos sociales que fueron beneficiados por la expansión progresiva del sistema educativo, destaca la llegada masiva de las mujeres a las aulas universitarias.

Para la década de los noventa es significativa la inserción de las mujeres en ciertas áreas de conocimiento: contaduría, medicina, psicología y medicina veterinaria y zootecnia, mientras profesiones como derecho, administración, cirujano dentista y químico farmacobiólogo tienen una matrícula femenina menor.

Las áreas de conocimiento son importantes, dado que serán los campos en los que se ubiquen los aportes de las mujeres en el terreno científico, su labor académica, su práctica docente y su trabajo profesional, al tiempo que ilustran lo que conocemos como división genérica de profesiones.

División sexual del trabajo y genérica de profesiones y oficios


Un aspecto fundamental para explicar la división genérica de profesiones y oficios es la división sexual del trabajo, la cual se ha instrumentado por medio de un complejo proceso individual y social de adquisición de la identidad de género, la cual establece y tipifica lo que se considera femenino y lo que es masculino. En el caso de las profesiones y oficios es posible observar la composición y distribución de la matrícula orientada por el sexo del estudiantado. En profesiones como enfermería o pedagogía se concentran de manera dominante mujeres, y en contraste, los hombres son mayoría en ingeniería civil, economía y derecho. La feminización y masculinización de las profesiones muestra en nuestra sociedad profundas desigualdades de género en el espacio de lo público y privado.


Fotografía de Herminia Pasantes


Celia Amorós (1994) explica que lo público y lo privado constituyen una invariante estructural que articula a las sociedades, jerarquizando los espacios: el ámbito que se le adjudica al hombre y el que se adjudica a la mujer. Las actividades socialmente más valoradas y las que tienen mayor prestigio son realizadas prácticamente en todas las sociedades por los hombres.

Las actividades más valoradas son las que constituyen el espacio de lo público, el espacio del reconocimiento, de lo que se ve, de aquello que está expuesto a la mirada pública. ¿Qué pasa con la incursión de las mujeres en el ámbito de lo público?


  • En 2016, en México, 47.9 % de las mujeres participan en el mercado de trabajo, mientras que los hombres alcanzan el 75.8 %. La presencia de las mujeres en la Población Económicamente Activa (PEA) casi siempre se acompaña de una constante: el predominio de relaciones de poder asimétricas que expresan un escaso reconocimiento material y simbólico a sus aportes y escasa presencia en los espacios de dirección. La escolaridad, al ser un criterio de selección ocupacional, las lleva a ser relegadas a puestos que poseen bajos salarios, malas condiciones, escasas prestaciones, poca autonomía, alta subordinación y una limitada promoción.

  • Una de las razones de la escasa presencia femenina en la PEA es el elevado porcentaje de horas destinadas a la labor doméstica y de cuidados realizados en el hogar, situación que se vuelve compleja cuando se sabe que en América Latina la demanda del cuidado se cubre mediante redes familiares, que recae sustantivamente en las mujeres. El quehacer del cuidado en las mujeres exacerba las dobles jornadas y las coloca en situaciones permanentes de cansancio y estrés. Tal situación ocurre dentro del espacio doméstico-privado que culturalmente ha sido asignado a las mujeres.


Mujeres, educación superior y ciencia


Las mujeres que desean hacer de su trabajo académico-científico un proyecto de vida requieren ingresar, permanecer y concluir estudios superiores, hacer posgrados e insertarse en la profesión académica para trabajar en instituciones de educación superior y construir una trayectoria que les permita distinguirse en el mundo académico.

En la actualidad, las mujeres de los sectores medios de la sociedad tienen mayores niveles de educación y por lo tanto de competencia en el mercado laboral; su inserción en el ámbito público se da de manera informada; situación que proporciona condiciones para que se conformen como sujetas autónomas que conocen y ejercen sus derechos, fortaleciendo así el ejercicio de su ciudadanía plena.

La adquisición de una escolaridad universitaria para las mujeres les permite obtener mayores ventajas para su inserción en la estructura ocupacional, sin que esto impida que perduren las tendencias discriminatorias en relación con los puestos de dirección y liderazgo; no obstante, es pertinente reconocer que su acceso, permanencia y conclusión de estudios superiores ha propiciado que mujeres jóvenes, urbanas, construyan proyectos de vida diferentes a los de sus antecesoras y posterguen la maternidad y el matrimonio.

Feminismo académico en las instituciones de educación superior

El feminismo académico ha proporcionado propuestas epistemológicas que comprenden, explican, interpretan y desmontan los conocimientos que le han dado carácter androcéntrico a la ciencia, ofreciéndonos conceptos y categorías que develan los sesgos que han ignorado, invisibilizado, negado y distorsionado la desigualdad de todo orden que subordina a las mujeres y lo femenino en el contexto de la dominación patriarcal (Blázquez y Castañeda, 2016) y que tiene especial trascendencia en las trayectorias científicas, académicas y docentes de las instituciones de educación superior.

La visión crítica del feminismo al carácter androcéntrico de la ciencia ha propiciado reflexiones novedosas que develan los conocimientos que las mujeres han hecho al desarrollo de la ciencia, al tiempo que reconocen diferentes maneras de generar conocimiento científico. Los estudios feministas destacan lo siguiente:


Las mujeres siempre han producido conocimiento, independientemente del grado de desarrollo que haya tenido la ciencia (cocineras, perfumistas, parteras, nodrizas, curanderas).

Las mujeres fueron admitidas en las universidades hasta la segunda mitad del siglo XIX.

La incorporación de las mujeres a la ciencia es una práctica reconocida en el mundo occidental, hasta entrado el siglo XX.

Actualmente, trabajan en la producción científica, en universidades, instituciones gubernamentales o industriales. Hoy supone para aquéllas que desean hacer esta actividad, contar con el nivel de doctorado, que exige el Sistema Nacional de Investigadores, para optar por una carrera científica.

Para concluir


Fotografía de Herminia Pasantes


  • La investigación social y educativa, en las instituciones de educación superior, es un quehacer que ha dado pie al desarrollo del feminismo académico, y en éste se han generado múltiples respuestas a las desigualdades genéricas.

  • En los últimos años se ha formado una masa crítica de científicas que exigen ser reconocidas, nombradas, visibilizadas, como sujetos epistémicos.

  • El acceso de las mujeres a la educación superior ha propiciado su incorporación calificada al mercado de las ocupaciones, la construcción de su autonomía y su intervención en el ámbito de lo público.

Actividad. Las mujeres y la profesión

La división genérica de profesiones y oficios da como resultado la feminización y masculinización de algunas ocupaciones en los mercados profesionales, al tiempo que el quehacer de la ciencia se observa como un estereotipo socialmente construido que ubica a las mujeres en otros espacios.


Autoevaluación. Las mujeres y la ciencia

Las mujeres que desean hacer de su trabajo académico-científico un proyecto de vida, requieren ingresar, permanecer y concluir estudios superiores, hacer posgrados e insertarse en la profesión académica, para trabajar en instituciones de educación superior y construir una trayectoria que les permita distinguirse en el mundo académico; no obstante, los retos son difíciles y las desigualdades de género notables.


Fuentes de información

Amorós, C. (1994). Feminismo, igualdad y diferencia. Ciudad de México: UNAM.

Blázquez, N. y Castañeda, P. (Coords.). (2016). Lecturas críticas en investigación feminista. Ciudad de México: Ceiich/Red Mexicana de Ciencia Tecnología y Género/UNAM.

Sánchez, A., Solís, M. y García, L. (2018). Género, ciencia y práctica docente en el bachillerato. Ciudad de México: Guía Educativa para el Profesorado de Bachillerato.


Imagen de portada tomada de http://www.unamglobal.unam.mx/?p=61022



Cómo citar


Sánchez, A. R. (2019). La incursión de las mujeres en la ciencia. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/PAPIIT Acatlán-UNAM. Consultado el (fecha) de (vínculo)