La metodología en ciencias sociales es un proceso complejo en cada investigación. Comúnmente es confundida
con las técnicas de investigación; por ello, como joven investigador, es necesario que conozcas los
elementos que involucra y cómo puedes desarrollar una metodología de este tipo al interior de un proyecto de
investigación.
En este material se abordará a la metodología a través de contraejemplos, o lo que no es recomendable que se
haga en un proyecto de investigación. Asimismo, reconocerás la importancia de la construcción de tu
metodología y los elementos mínimos que lleva dicha actividad en la investigación.
Metodología en ciencias sociales
Teoría no es metodología
En el ámbito académico, la investigación está inmersa en un mar de conceptos y autores. Es muy común
que encuentres discusiones o conflictos, entre dos o más autores, sobre un mismo tema,
por ejemplo: ¿pobreza o desigualdad social? o ¿feminicidios o violencia de género?
Muchas eventualidades surgen cuando vas a realizar una investigación original; lo más usual es que
selecciones un tema que te guste o que, por alguna razón personal, sientes que es lo más importante para
ser investigado. Hasta ese momento, vas por buen un camino.
Sin embargo, cuando te piden el desarrollo de la metodología para tu investigación comienzan las
decisiones importantes. Seguramente has leído y revisado decenas o cientos de fuentes escritas o
electrónicas. En esas fuentes notarás que cada autor realiza sus investigaciones como todo un
especialista en el tema. De hecho, muchas veces sentirás que te “robaron” tu idea: ¡Yo quiero investigar
eso, me ganó la idea!, posiblemente exclamarás.
Entonces comenzará el seguimiento de ese autor, investigaciones y libros que te han cautivado o
convencido: ¡Sí, es el mejor estudio que he leído!, podrás decir. Efectivamente, su trabajo se lee
perfecto, ¿por qué no hacerlo igual o parecido?
Como investigador puedes retomar las aportaciones de “los grandes”, y es totalmente válido; pero el
riesgo de caer en la confusión, de retomar teorías y de postergar la construcción de tu metodología,
crece exponencialmente. ¿Cómo sucede esto? Confundiendo teoría con metodología.
Según una precisión conocida en ciencias sociales, teoría “es un conjunto de proposiciones
interrelacionadas capaces de explicar por qué y cómo ocurre un fenómeno. La teoría constituye un
conjunto de conceptos vinculados, definiciones y proposiciones que presentan las relaciones entre
fenómenos y variables” (Kerlinger y Lee, 2002, p. 52).
Teoría es lo que leemos en textos famosos y en artículos de investigación recientes, trabajos revisados
por muchos investigadores, incluso institutos de investigaciones con décadas de experiencia y renombre.
Sin embargo, muchas veces el autor del texto ha trabajado, expuesto y socializado decenas de veces su
investigación, pero la descripción precisa de su metodología no está siempre textualmente escrita; es
decir, lo que leemos son las versiones más depuradas y corregidas de su investigación.
Pero ¿qué genera esto en tus primeros pasos como investigador? Orillarte a caer en un cúmulo de
especulaciones teóricas, mas no metodológicas. En otras palabras, podrías estar retomando el trabajo
completo de investigación de un autor, sin identificar realmente su metodología, dejando de lado la
construcción de la tuya.
Entonces, teoría es el producto más afinado de un trabajo de investigación. En
ocasiones están expuestos con precisión los pasos de la metodología que realizó el investigador; de lo
contrario, aunque al lector con poca experiencia le quedará clara la idea general, no estará
reconociendo claramente la parte metodológica. Si buscas la metodología de tu autor favorito será
necesario que separes su teoría de su método. Eso es posible, pero requiere acercamientos progresivos,
tiempo de análisis y discusión.
Por lo tanto, si llenas la sección de tu metodología con un ensayo “épico” sobre las grandes
investigaciones y lo que dicen los libros sobre el tema, resultará excelente para platicarlo con los
especialistas, los profesores y tus compañeros; sin embargo, ello no derivará en la metodología de tu
investigación.
Cuando eres un investigador joven resulta muy común incrementar de forma abrumadora la cantidad de autores, libros y artículos que tratan tu tema de investigación. Parecería una actividad obsesiva recolectar y, quizá, “coleccionar” lo que han dicho sobre el tema que has seleccionado (esta práctica como investigador es más una virtud que un defecto). Sin duda, conocer muchos investigadores que tratan un tema que nos gusta, resulta una de las actitudes con la que un investigador joven puede avanzar sin problemas con su proyecto. Posiblemente un investigador en esta situación dirá: ¡Hay demasiada información!
Citar libros y autores no es metodología
Aunado a lo anterior, existe otro extremo, el no conocer nada sobre el tema de investigación seleccionado.
En ese caso, el joven investigador puede pensar que lo que hace, no lo ha hecho nadie en el mundo. Es una
actitud buena, aunque sólo a nivel motivacional. En este caso, es posible que digas convencido: No hay
información sobre lo que investigo. No es lo más recomendable, pues hay riesgo de que suceda si no revisas
varias fuentes sobre tu tema.
En los casos antes mencionados, la construcción de la metodología estará ausente, pero puede solucionarse de
dos formas:
En resumen, la acumulación de información no es la construcción de una metodología. A pesar de ello. presentar poca o mucha información sobre el tema de investigación que has elegido es el mejor primer paso como investigador.
(s. a.) (s. f.). Las técnicas de investigación no son metodología [fotografía]. Tomada de https://www.freepik.es/foto-gratis/vista-superior-trabajadores-comprobando-documentos-estadisticos_979007.htm#page=1&query=graficas&position=21
Ahora bien, una práctica común, como jóvenes investigadores, es entender de forma rápida que teoría no es metodología y que acumular información tampoco es la construcción metodológica. Pero, es posible que cometas otro error, confundir técnicas de investigación con metodología: un problema un poco más difícil de superar, porque efectivamente la metodología recurre a técnicas de investigación, aunque no se puede reducir a ellas. Para despejar dudas sobre esta eventualidad, lee con atención el siguiente ejemplo:
El profesor investigador, con más de 15 años de experiencia, es asesor de un joven tesista, que recién ha terminado sus créditos de la licenciatura en R. I. Ha comenzado a trabajar su tesis sobre los jóvenes migrantes mexicanos a EE. UU. entre el 2015 y 2017. De ese grupo, desea conocer las causas de su migración. Para el profesor, el tema viene bien, porque es especialista en él. En una de las asesorías se genera el siguiente dialogo. |
El caso anterior es recurrente. Como jóvenes investigadores sentimos que construimos nuestra metodología
al retomar y pensar en aplicar una o varias técnicas de investigación. Pero aún faltan varios pasos para
hacer y adecuar, efectivamente, nuestra metodología.
Te preguntarás ¿por qué las técnicas de investigación no son la metodología de una investigación? La
respuesta es la siguiente: porque las técnicas son parte de métodos, mas no son la metodología por sí
mismas. Y esa es la confusión más común que tenemos como investigadores jóvenes.
Un método, en ciencias sociales, “consiste en un protocolo muy específico para recolectar y analizar datos
[…] es un enfoque general sobre el análisis empírico” (Gerring, 2014, p. 447). En otras palabras, un
método está compuesto por las reglas de recolección y análisis de información. En tal sentido, un método
tiene una serie de pasos, regularmente estandarizados y rígidos, que permiten analizar información de
manera científica; es decir, analizar con niveles óptimos de confiabilidad, además de que puede estar
disponible para ser revisado por otros investigadores.
El método está compuesto por las reglas de producción de información válida. Tiene una forma de abordar la
información o, bien, es visible la forma en que construyen el dato. En términos filosóficos, el método
tiene una forma de ver lo real y tiende a reconocer algo como correcto o verdadero.
En general, los métodos cuentan con herramientas para recolectar la información, dichas herramientas son
llamadas tradicionalmente técnicas de investigación, en el ámbito de las ciencias sociales.
Responden a un conjunto de procedimientos y recursos que tienen como finalidad obtener información y están
inmersas en métodos o formas de ver y captar lo real. Por lo tanto, las técnicas están orientadas y
determinadas por un método. Para comprenderlo mejor, los diferentes métodos tienen sus propias técnicas de
recolección de datos.
Hay dos grandes grupos de métodos:
Cuantitativo | Cualitativo |
---|---|
|
|
Por todo lo anterior, si solamente mencionas las técnicas de investigación que utilizarás, no estás exponiendo tu metodología; es decir, estás sólo dando cuenta de las técnicas de investigación que, muchas veces, son adecuadas para tu estudio, pero no conforman del todo tu metodología.
La metodología es construida por el investigador
La metodología está compuesta por “el conjunto de tareas y criterios que gobiernan la indagación científica” (Gerring, 2014, p. 447). En efecto, la metodología es una construcción que realiza el investigador, muchas veces, orientado por las necesidades particulares de su proyecto y objetivo de investigación. En ese sentido, la metodología buscará responder a las siguientes preguntas: ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿qué recursos son necesarios?
En la metodología es determinante indicar a quiénes vas a estudiar, es decir, establecer los grupos de personas o casos a los cuales es posible analizar. En esta pregunta ¿quién?, lo usual es recurrir al muestreo, pues como investigador notarás que no es posible análizar a toda la población afectada o generadora de un problema; entonces, es necesario seleccionar a un grupo para ser analizado.
Muestreo.
El muestreo es “el conjunto de unidades, casos u observaciones que consituyen el objeto de estudio del investigador” (Gerring, 2014, p. 447). Una sola unidad de observación es un caso de análisis. Un cúmulo de casos es una muestra. Las muestras pueden ser probabilísticas o no probabilísticas. Una muestra probabilística consiste en unidades, individuos y casos que tienen la misma probabilidad de ser elegidos para el estudio. En el caso de las muestras no probabilísticas, las unidades, individuos y casos a estudiar, son seleccionados por facilidad de acceso, a conveniencia del investigador, etc. Es decir, el investigador define sus unidades o casos de estudio con criterios propios, los cuales debe explicar con claridad en su metodología.
Después de indicar a quiénes estudiarás, es necesario que indiques cómo vas a estudiar y analizar esas unidaddes o casos. Es aquí donde será descrito tu método y las técnicas de investigación más adecuadas.
Métodos y técnicas de investigación.
La pregunta ¿cómo? responderá al tipo de método que utilizarás, ya sea cuantitativo
o cualitativo. Expondrás las técnicas de investigación que emplearás. Si tu método será
cuantitativo podrías usar técnicas como encuestas, escalas de actitud, entre otras. Si tu
método es cualitativo podrías usar técnicas como entrevistas, historias de vida, etc.
Cabe señalar que es posible combinar ambos métodos. A esto lo han llamado metodología
mixta. Por supuesto, si están ambos métodos, las técnicas de investigación serán
combinadas. Es decir, el investigador puede hacer entrevistas y encuestas; historia de vida y
escalas de actitud; análisis de documentos y encuestas, entre muchas otras combinaciones.
Dichas investigaciones requieren más tiempo de planificación, estudios y recursos. Son
recomendables; pero, en todos los sentidos, serán más exigentes para el investigador.
Un tercer elemento de toda metodología es definir ¿cuándo?, lo que implica establecer cuándo será realizada la recolección de información. Éste es un punto complejo porque, en muchos casos, los individuos, unidades o casos de análisis, no están esperando a que el investigador vaya y los estudie. Cada investigación tiene su tiempo específico o, bien, cada investigación está inmersa en dinámicas muy particulares. Por ello, en tu metodología debe estar claramente descrito cuándo llevarás a cabo la recolección de información y, lo más importante, la explicación de las ventajas y las desventajas que te traerá establecer un tiempo específico para recolectar información.
Tiempo para llevar a cabo la investigación.
La metodología requiere tener un cronograma de actividades como medio para controlar
el avance y los logros que, como investigador, te has propuesto. Este recurso te permitirá
registrar y evaluar el avance de tu proyecto; por ello, es indispensable proponer y seguir, en
lo que más sea posible, un cronograma de actividades de aplicación de la metodología.
No es posible recolectar toda la información sobre algo, es necesario seleccionar periodos de
tiempo, aunque ello requiera “cortar” la realidad. Es indispensable establecer límites de
aplicación en tu metodología. De lo contrario, pasarías la vida recolectando información y
nunca pasarías a las demás fases de la investigación.
La cuarta fase de la metodología es la de conocer y gestionar los recursos. Este es un punto que muchas veces limita a las investigaciones porque se requieren recursos de tiempo, dinero, materiales y trabajo. Así pues, es indispensable indicar en tu metodología los recursos con los que cuentas, o que necesitas, para llevar a cabo la investigación. Si no lo indicas, es posible que no estés considerando lo mínimo necesario y tendrás muchos problemas para ejecutar las diversas partes de tu metodología.
Recursos para la investigación.
El método en ciencias sociales incluye formas diferentes de ver la realidad. La metodología, por su
parte, está compuesta por un conjunto de pasos particulares. En esta actividad distinguirás entre lo
que es un método y lo que es metodología.
La metodología es una construcción o propuesta que el investigador elabora según las necesidades que su indagación contenga.
Fuentes de información
Gerring, J. (2014). Metodología de las ciencias sociales. Madrid: Alianza.
Hernández, R. (2014). Metodología de la investigación (6.ª ed.). México: McGraw-Hill.
Kerlinger, F. (2002). Investigación del comportamiento. Métodos de investigación en ciencias
sociales (4.ª ed.). México: McGraw-Hill.
Cómo citar
García, E. (2018). Metodología en Ciencias Sociales. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/Facultad de Estudios Superiores Acatlán-UNAM. Consultado el (fecha) de (vínculo).