(Entra Dafne)
DAFNE
¡Ay de mí! Horror y compasión
congelan mi corazón y mi cuerpo!,
¡qué rápido desapareces, belleza!
¡Oh! El relámpago
irrumpe en la noche tranquila,
pero aún más veloz es el ala
que apresura la vida humana a su fin.

ARCETRO
¡Ay de mí! ¿qué ha sucedido?
estabas tan feliz cuando te dejé
en el manantial de los laureles.

ORFEO
¿Qué notica espantosa
turba tu hermoso rostro
este feliz día, gentil doncella?

DAFNE
Oh, soberana gloria del gran Apolo
y la consagrada deidad, honor de estos bosques,
No pregunten la razón de mi pena.

ORFEO
Ninfa, se te place,
cuéntanos de tu apuro;
el sufrimiento en silencio es gran tormento.

DAFNE
¿Cómo puede ser
que yo deba relatar y revelar
tan terrible acontecimiento?
¡Oh, Destino! ¡Oh, Cielos!
Permitan que calle, o sabrán demasiado.

LOS PASTORES DEL CORO
Habla, entonces: el dolor de una calamidad
suele ser mucho menos que el temor de ella.

DAFNE
El daño es mucho más grave que mi temor.

ORFEO
¡Oh, alivia tu alma turbada!

DAFNE
En este agradable bosque,
donde riega las flores
el manantial que lento corre de los laureles,
la bella novia disfrutaba
con sus compañeras:
cortaban una violeta del prado
para hacer una guirnalda para su cabello
o una rosa del arbusto espinoso.
Una yacía de costado
sobre la ribera llena de flores
y cantaba dulcemente al murmurar del agua.
Pero la bella Eurídice, bailando,
cruzaba el verde prado
cuando, ¡oh, fatal y amarga fortuna!,
una serpiente cruel y despiadada
que yacía entre las flores y la hierba
Le punzó el pie con tan maligno diente,
que de repente palideció
como rayo del sol que las nubes oscurecen.
De lo más profundo de su corazón
con un suspiro mortal
pronunció tan espantoso “¡Ay de mí!
que todas las ninfas corrimos hacia tan doloroso sonido
como si poseyéramos alas.
Sus fuerzas la abandonaron
y cayó desfallecida en mis brazos;
un sudor más frío que el hielo
cubrió su bella cara y su cabello dorado.
Escuchamos tu nombre
de entre sus fríos y temblorosos labios
y, volviendo sus ojos al cielo,
su descolorido rostro y bello semblante,
quedó convertido en hielo inmóvil.
Traducción: Gabriela Villa Walls